un folleto publicado por
Publicadora Lámpara y Luz
Nuestra próxima pregunta es ésta: Aparte de los simbolismos ya mencionados, ¿en qué, piensa usted, consiste la iglesia cristiana? ¿Es la iglesia el grande edificio que se encuentra en frente del parque? ¿Es cierta congregación, una organización; o qué?
La iglesia cristiana. ¡Qué frase tan conocida pero rica en significación! La iglesia cristiana es el cuerpo de creyentes, salvado por la sangre del Señor y fiel a Su Palabra. Dios ama a la iglesia.
¿Por qué usamos el sentido singular? ¿No hay muchas clases de iglesias cristianas? Hay la iglesia católica, la bautista, la metodista, la menonita, la pentecostés, la mormona y muchas más.
¿No son todas buenas? ¿No se puede referir a todas como iglesias cristianas?
Sin duda nuestro mundo entero es mejor por causa de sus iglesias. La influencia de muchas iglesias ha contribuido al bienestar de muchos por medio de sus obras bienhechoras. La norma de vivir y la moralidad de muchas comunidades han subido al establecerse allí una iglesia. De cierto, miles de almas han sido salvadas, cambiadas de pecadoras a santas por medio de los programas misioneros de varias iglesias evangélicas. Pero amigo, tenemos que ser francos: la Biblia es una, Dios es uno, Cristo es uno, el Espíritu Santo es uno, y la iglesia cristiana es una, no muchas. Todo el bien que una iglesia pueda hacer no pagará por su desobediencia a las claras enseñanzas de la Biblia ni la hará una iglesia cristiana. El propósito de este tratado no es para exaltar un nombre denominacional y declarar que ésta es la iglesia, ni ninguna otra. En este folleto queremos tratar la norma alta de la Biblia para la iglesia cristiana. El Nuevo Testamento, el único libro de reglas para el cristiano, presenta principios claros tocante a lo que debe ser la iglesia. Por medio de este estudio bíblico y por su propio estudio de la Biblia, usted debe poder averiguar si hay, o no hay, en su comunidad una iglesia que pudiera llevar el título excelso de "La Iglesia Cristiana."
Como su nombre sugiere, la iglesia cristiana fue establecida por Cristo. El la compró con Su sangre (Hechos 20.28). La fe en la muerte violenta y la resurrección de Jesucristo es la creencia más fundamental de la iglesia. Para dar valor a esta creencia, uno tiene que creer que Jesucristo es el Hijo de Dios (Mateo 16.16). Cuando Pedro primeramente confesó que Jesús era el Cristo, el Hijo de Dios, Jesús declaró que sobre esta roca (El Mismo, el Hijo de Dios, no Pedro), El edificaría Su iglesia. Todo aquel que quiera ser miembro de esta iglesia tiene que hacer la misma confesión que Pedro--"Tú eres el Cristo."
Ninguna iglesia puede ser más pura que los miembros que la componen. La primera clave, entonces, de mantener una iglesia pura, es componerla solamente de las personas que viven vidas puras. Los administradores de la iglesia cristiana pueden dejar entrar a la iglesia solamente a los que han sido renacidos, limpiados en la sangre de Cristo. Cada miembro retiene su membresía solamente entre tanto que permanece puro. Un solo pecado en la vida de un solo miembro mancha a la iglesia entera. Para quitar esta contaminación, tal persona tiene que ser excomulgada. "¿No sabéis que un poco de levadura leuda toda la masa? Limpiaos, pues de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura" (1 Corintios 5.6,7). La excomunión es parte de la disciplina de la iglesia. La disciplina es la única manera para limpiar a una iglesia contaminada.
Hay falsos maestros que dicen que la iglesia visible no importa con Dios; que a El le importa solamente la iglesia invisible. La iglesia invisible se compone de todos los cristianos en el mundo; los de corazones limpios que siguen las enseñanzas de la Biblia lo mejor que saben. Es cierto que la membresía en alguna iglesia no lo hace seguro que uno es cristiano o miembro de la iglesia invisible. Pero el plan de Dios es que todos los miembros de la iglesia invisible se junten y se unan en iglesias visibles. Juzgando por sus obras, los administradores de la iglesia deben excluir de la iglesia visible todo aquel que no es miembro de la iglesia invisible.
En todo el Nuevo Testamento leemos acerca de la iglesia organizada en congregaciones. San Juan en el libro de Apocalipsis escribe a la iglesia en Efeso; a la iglesia en Pérgamo; la iglesia en Tiatira, etc. El Señor hoy día también se dirige a la iglesia organizada, no a individuos aislados. La iglesia cristiana, pues, es tan visible como el hombre cristiano. Solamente una iglesia visible llena el requisito de ser "la luz del mundo" (Mateo 5.14). En toda comunidad la gente debe poder decir, "¡Allí está la verdadera iglesia cristiana!" Qué lástima que esto no puede decirse en la gran mayoría de las comunidades.
El Señor tiene tanto interés en la iglesia visible que El dio muchas instrucciones en el Nuevo Testamento tocante a su bienestar. Dése cuenta de estas instrucciones de cómo mantenerla pura.
Hay tres clases de disciplina que se aplican a tres clases de pecado en la iglesia.
"La iglesia del Dios viviente (es la) columna y baluarte de la verdad" (1 Timoteo 3.15).
El pueblo de Dios en todas la edades se ha guardado separado del mundo. Cuando no se puede ver una distinción clara entre la iglesia y el mundo, la iglesia no puede considerarse cristiana. Las enseñanzas del Evangelio de Cristo se oponen directamente a la naturaleza humana. "La amistad del mundo es enemistad contra Dios" (Santiago 4.4).
La iglesia de Cristo, tan santa y pura, mostrará su separación del mundo en su modo de vivir, de hablar, vestirse y aun en su pensar.
"Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento" (Romanos 12.1,2).
La desconformidad a este siglo significa en lenguaje claro LA SEPARACION DEL MUNDO. La renovación de nuestro entendimiento cambiará completamente nuestra manera de pensar. Cuando la mente cambia, todo cambia. Todas las atracciones del mundo pierden su vislumbre. Al convertirse uno no deseará más que servir al Señor y obedecer Su santa voluntad. Tal vida le hará apartarse del mundo sin más esfuerzo de su parte.
Un área donde nuestra separación del mundo se hace muy evidente está en la no resistencia al que es malo. "No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra; y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses. Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos" (Mateo 5.39-45). ¿Quién amando al enemigo lo matará en la guerra? La iglesia cristiana no incluirá como miembro a ninguno que participa en lo militar, la policía, que sirve como alcalde auxiliar o ningún otro oficio público donde tiene que ejercerse la fuerza corporal. Todo pleito, lucha y contienda se irán de la vida de uno que se convierte. Nada de esto tendrá ninguna parte en la vida del miembro de la iglesia cristiana.
La Biblia enseña una clara separación de la iglesia cristiana y el estado. Los que gobiernan en los asuntos del mundo tienen una obra muy distinta de la misión de la iglesia. Lea Romanos 12 y 13. Estos capítulos ponen en oposición la obra de los dos. El estado es ordenado por Dios para esforzar la ley. Como cristianos lo debemos obedecer en todo que no se opone a la ley de Dios. Los administradores de la ley son siervos de Dios, pero no hijos de El, como lo son los cristianos. El que vota en las elecciones se identifica con el estado. ¿Qué sería peor, ser alcalde, o hacer a otra persona alcalde? En un gobierno democrático toda la población gobierna, a menos que no vota. No votar es la única posición que la iglesia cristiana puede tomar.
La iglesia cristiana reconoce siete ordenanzas bíblicas. Las ordenanzas son símbolos terrenales, mandados directamente por la Biblia, que nos recuerdan de principios celestiales. Son los siguientes:
La santa cena pierde su valor espiritual cuando se celebra con pecadores. "El que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí. Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen. Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados (el uno por el otro); mas siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo" (1 Corintios 11.29-32).
La apostasía de la iglesia fue predicha aun en los primeros años de la iglesia primitiva. Cristo mismo dijo, "No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos" (Mateo 7.21). El apóstol Pablo advierte, "El día del Señor . . . no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición" (2 Tesalonicenses 2.2,3). Hablando a la iglesia infante de Efeso, Pablo dijo apenado, "Yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos" (Hechos 20.29,30).
"Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios" (1 Timoteo 4.1).
Amigo, vivimos en esos postreros días. Las iglesias que se ven en todos lados las cuales no practican las altas normas de la Biblia son de las que el apóstol se refirió cuando dijo "algunos apostatarán." Las profecías se han cumplido. La venida del Señor ya se acerca. ¡Vele, cristiano! "Velad y orad, para que no entréis en tentación." El peligro de dejar la fe es más grande ahora que nunca, pues abundan la iglesias falsas, y las otras tentaciones diabólicas no disminuyen.
Si su pueblo o aldea todavía no tiene una iglesia cristiana en el sentido bíblico, déjenos darle tres puntos que son claves al avivamiento real. Estos tiene que preceder al establecimiento de una iglesia bíblica en cualquier comunidad.
Si desea mandar pedir copias impresas de este folleto, comuníquese con Publicadora Lámpara y Luz.
Volver a la página principal