un folleto publicado por
Publicadora Lámpara y Luz
...tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre."
¿Seguro? No puedo creer que por cualquier mentira Dios nos condenará. Seguramente él pasará por alto unas cuantas mentiras pequeñas. ¿Todos los mentirosos...? ¡No lo creo!
Pero así es: todos. Dios lo dice en Apocalipsis 21.8, y Dios no puede mentir.
Sabiendo esto, uno pudiera creer que toda persona abandonaría toda mentira. Pero, ¿es así? Considera los siguientes ejemplos. ¿Qué pensará Dios de ellos?
Carlitos vuelve de la tienda con la harina que su mamá le mandó a comprar.
¿Y el cambio? le pregunta la mamá. Carlitos mete la mano en el bolsillo y su cara registra incredulidad.
Se perdió contesta, aunque todavía saborea el último sabor del dulce que compró.
No le estés pegando a tu hermana, Pancho. Es la última vez que te lo digo, grita el padre agitadamente. Sin miedo alguno Pancho sigue jugando con sus canicas. Cuando su hermanita trata de jugar con él, la tumba al suelo. Al escuchar el lloro de Carmelita, el padre una vez más le grita al muchacho: Si no te portas bien, el diablo te va a agarrar de los pies esta noche.
En un papelito como éste no se puede hacer una lista de todo tipo de mentira y falsedad. Piensa en ti mismo. ¿Mientes tú? ¿Te preguntas por qué es tan fácil mentir, sabiendo que la mentira es mala y sabiendo el fin de los mentirosos?
La mentira abunda porque nos imaginamos que nos trae provecho. La falsedad abunda porque muchas veces la verdad es penosa y difícil de admitir. Mentimos a causa de nuestra naturaleza pecaminosa. Fíjate de lo que dice la Biblia acerca de este asunto:
"Se apartaron los impíos desde la matriz; se descarriaron hablando mentira desde que nacieron" (Salmo 58.3). La mentira es parte de nuestra naturaleza; somos pecadores.
"El justo aborrece la palabra de mentira; mas el impío se hace odioso e infame" (Proverbios 13.5). La justicia es la obediencia a Dios. Entre más justicia hay, menos mentira habrá. Pero la impiedad aumenta la falsedad.
"Ciertamente mi pueblo son, hijos que no mienten" (Isaías 63.8). La mentira abunda porque el pueblo de Dios es poco. El verdadero hijo de Dios ama la verdad y se aparta de toda mentira.
"No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos" (Colosenses 3.9). Sólo los pecadores mienten. El que abandona su manera vieja de vivir también abandona la mentira.
Si la mentira sale tan naturalmente, ¿cómo puedes escapar de sus garras? Como ya sabemos, las mejores respuestas se encuentran en la palabra de Dios.
Primeramente tienes que reconocer cuánto odia Dios la mentira. Porque la odia tanto, la castigará duramente. "El testigo falso no quedará sin castigo, y el que habla mentiras no escapará" (Proverbios 19.5). Dios ni siquiera puede aceptar las mentiras que se dicen en broma. "Como el que enloquece, y echa llamas y saetas y muerte, tal es el hombre que engaña a su amigo, y dice: ciertamente lo hice por broma" (Proverbios 26.18, 19).
Entonces debes prometerle a Dios que dejarás de mentir: "Mis labios no hablarán iniquidad, ni mi lengua pronunciará engaño" (Job 27.4). Clama a Dios por su ayuda: "Libra mi alma, oh Jehová, del labio mentiroso, y de la lengua fraudulenta" (Salmo 119.29).
Sin embargo, con todo esto tienes que reconocer la siguiente verdad: Dios ayuda a los suyos por medio de un cambio grandísimo. "Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros, y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra" (Ezequiel 36.26, 27). Siendo que nuestra naturaleza vieja se inclina automáticamente a la mentira, ¡él nos da una naturaleza nueva! Y esta naturaleza desea hacer lo bueno.
"Ah, pero yo también quiero hacer lo bueno, ¡y no puedo!", dices.
Cierto, pero Dios también nos fortalece para que hagamos lo bueno. "Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad" (Filipenses 2.13).
Ya ves que el noveno de los diez mandamientos es inequívoco: "No hablarás contra tu prójimo falso testimonio" (Exodo 20.16). Pero la promesa de la ayuda de Dios resuena igualmente segura: "Toda la Escritura es inspirada por Dios, ... a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra" (2 Timoteo 3.16, 17).
Amigo mío, no olvides que TODOS LOS MENTIROSOS serán condenados. Entrégate a Jesús y evita este fin horroroso. Te ruego que arregles cuentas con Dios antes de que pierdas la oportunidad. Abandona tus pecados y busca a Dios de todo corazón.
Lee la Biblia diariamente... y obedécela.
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