Mundanería cara

un folleto publicado por
Publicadora Lámpara y Luz


[Mundanería Cara] Con cierta vacilación la hermana Alicia preparó a cerrar la reunión de señoritas. Tenía un punto más. ¿Lo debía exponer? ¿Les haría bien? Ya habían oído bastante sobre el tema de la ropa, y al parecer tomarían esto a risa también. Además, con una visitante en el grupo, no sería conveniente. La próxima vez podría empezar desde allí.

–Creo que me detendré aquí por hoy –terminó inquietamente, y en una manera indecisa–. A menos que –su conciencia le instó a continuar–, una de ustedes tenga algo que añadir. –Miró al grupo de señoritas, sus rostros mostrando sorpresa porque terminaba tan pronto. Eran únicamente las 8:30 p.m.

La señorita que visitaba se puso de pie y preguntó modestamente:

–¿Me permitirían unas palabras?

–Sí –dijo la hermana Alicia, sorprendida.

–Durará quince minutos, más o menos.

–Tómate veinte si los necesitas. Señoritas, prestemos nuestra atención a la hermana Dora. Creo que ella tiene algo importante que decirnos.

–Sí, así lo siento yo –principió Dora de León–. Estoy agradecida a Dios por haberme traído a este lugar para decirlo. Cuando llegué aquí para pasar una semana con Elena, no sabía que se me daría este privilegio.

–Sin duda para nosotras es un gusto también –la interrumpió la hermana Alicia.

–Para seguir con la historia de mi vida –continuó la visitante–, creo que su directora terminó muy pronto esta noche. Esperaba que ella mencionara la modestia en el atavío como una prueba de pureza del corazón, lo cual ella enfatizó en su lección.

Se volvió hacia la hermana Alicia como si quisiera una explicación, pero continuó sin demorar.

–Bueno, tal vez este punto es más real para mí que para la mayoría de muchachas, porque yo lo tuve que aprender en la escuela costosa de la experiencia. Ustedes no lo tienen que aprender de esa manera si toman en cuenta mi experiencia. Perdonen mis expresiones francas y claras. Me interesa salvar a muchachas y no hacer sermones floridos. Aquí está la historia de mi vida:

Aquí hizo una pausa pero luego empezó de nuevo, así aliviando la intranquilidad de las señoritas. Otra vez el semicírculo de muchachas se inclinó hacia adelante, la vista de todas fija en ella.

Unas guiñadas y miradas fueron intercambiadas en el semicírculo. Consciente de esto, la hermana Dora dirigió su vista directamente hacia las muchachas y continuó.

Tragó y se secó las lágrimas porque no podía seguir. Con eso, se sentó al lado de Elena.

Inmediatamente, Elena se puso de pie.

–Hermana Alicia –dijo, dirigiéndose a la directora– y amigas presentes en esta noche, debo hacer una declaración antes de que se acabe la reunión. Si hubiera sabido lo que mi amiga Dora iba a decir aquí, tengo la seguridad de que la hubiera dejado en la casa, y yo también me hubiera quedado. Gracias a Dios que no lo supe. Había estado pensando de dejar al Señor y disfrutarme en el mundo. Ustedes se habrán dado cuenta de que me he estado alejando. Ahora, después de haberla escuchado, he determinado no hacerlo; me saldría caro.

La hermana Alicia parpadeó con los ojos humedecidos y dijo quedamente:

–Elena, eso me alegra. Es la respuesta a nuestras oraciones.

Luego, con una mirada llena de compasión, miró al semicírculo de muchachas y les preguntó:

–¿Cuántas más piensan que sale caro?

Todas las manos se alzaron.

Después de despedir la reunión de señoritas, la hermana Alicia corrió a darle un apretón de manos a la hermana Dora y le dijo:

–Gracias, hermana Dora, por hacer esta reunión una de las mejores que hemos tenido. Tú convenciste a mis muchachas de lo que me pesaba; pero yo no tenía el valor de decírselo. Una vez más, te lo agradezco.

–No tienes que agradecerme. Para mí es una alegría si te he ayudado, hermana Alicia. Si puedo prevenir a una de ellas de toda la miseria por la que tuve que pasar, estoy satisfecha. Hay personas que creen que las jovencitas aprenden por experiencia, pero yo por experiencia puedo decir que la experiencia sale muy cara.

Ida Boyer Bontrager


Si desea mandar pedir copias impresas de este folleto, comuníquese con Publicadora Lámpara y Luz


Volver a la página principal.